Solo de la mejor leche se obtiene el mejor queso. Por ello, en Queso Los Cameros confiamos en nuestros ganaderos, los que procuran los mejores cuidados a los rebaños desde que inician su labor diaria, antes de que amanezca y hasta que cae la noche, los 365 días del año.
Junto a los cepillados de cada queso, el aceite de oliva es otro de los secretos imprescindibles para lograr el carácter auténtico de Queso Los Cameros. Periódicamente, cada pieza recibe baños con el que, sin duda, es el antimoho más natural que existe. El aceite es el encargado de formar una película protectora, la barrera que impide que el moho prolifere en exceso.
La pasión de Lácteos Martínez por este producto milenario comenzó en 1961. La localidad riojana de Haro fue el lugar elegido por Jesús Martínez y su mujer, Justi González, para iniciar el negocio familiar. Ambos habían crecido en hogares vinculados a la ganadería. Él, en la carnicería de sus padres. Ella, a caballo entre la escuela matinal, el cuidado de sus hermanos y el del rebaño, que contaba con 60 ó 70 cabras. Es lógico que, con estos antecedentes, este amor por el queso, que en sus respectivas familias se elaboraba para el autoconsumo, se convirtiera en una crónica quesera anunciada.
Finca Malzapato es un sueño cumplido: elaborar nuestro propio aceite. Nuestros quesos con cortezas naturales, bañadas periódicamente con aceite de oliva, nos motivaron para plantar olivos en un terreno familiar a cuatro kilómetros de Haro y vincular así la familia, y nuestra tradición, a esta tierra riojana.
Cada uno de nuestros quesos relata una historia: ayudar y facilitar que pequeños ganaderos de la Sierra de Cameros arraiguen y no sufran la despoblación rural.
La preservación de este ecosistema, mediante la recuperación del pastoreo tradicional, es un fuerte incentivo para la fijación de la población en los pueblos. Así lo hizo Jesús Martínez, fundador de Lácteos Martínez, durante los años de la reconversión láctea con la instalación de varios puntos lácteos en diferentes pueblos de la sierra.
Hoy en día, ese gesto es un símbolo de la apuesta decidida por la sostenibilidad y el asentamiento de los vecinos de la sierra y, desde el año 2020, es de nuevo una realidad: en Jalón de Cameros tenemos un nuevo punto lácteo.
Anímese y venga a conocer todo el proceso de elaboración de nuestros quesos.
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