El queso en la dieta mediterránea

¿Sabíais que la dieta mediterránea es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? La UNESCO tomó la decisión de otorgarle este distintivo especial en 2013 y así reconocía el “conjunto de conocimientos, competencias prácticas, rituales, tradiciones y símbolos relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales, y también con la forma de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos”. Además, este prestigioso organismo internacional destaca algo que ya es de sobra conocido en nuestro entorno: el valor de disfrutar de esta dieta en familia o con amigos, un ritual que es parte de nuestra identidad y nuestra cultura, un bellísimo legado de valores que se transmite de generación en generación, y que salvaguarda las técnicas culinarias y los ritmos de la naturaleza. No olvidemos que en los países que baña el Mare Nostrum nos gusta celebrar los momentos felices, festivos y especiales alrededor de una mesa.

Más allá del placer hedonista, la dieta mediterránea está reconocida por médicos y nutricionistas como una de las más saludables del planeta y diversos estudios confirman que es cardiosaludable, reduce el riesgo de diabetes y alarga la esperanza de vida. Es decir, que la ciencia viene a confirmar lo que ya sabían nuestras abuelas.

Frutas y hortalizas frescas, legumbres, pescados, cereales, pan con alto contenido en fibra, aceite de oliva y lácteos y sus derivados, son los alimentos que integran esta dieta. Nosotros, como no podía ser de otra manera, hoy hablamos de los últimos, esas delicias que se recomienda consumir, dependiendo del rango de edad, entre 2 y 4 veces al día.

Y es que los lácteos aportan a nuestro organismo calcio, proteínas, vitaminas A, D y del grupo B, minerales como el fósforo, yodo y zinc. Estos elementos se materializan fortaleciendo los huesos, ayudando a disminuir el colesterol y regulando la presión arterial, eso sin contar con la felicidad intrínseca que nos produce consumirlos.

El queso va un poco más allá porque contiene aminoácidos esenciales, más proteínas que la leche, ácido fólico y los efectos beneficiosos de los microorganismos que aparecen en los procesos de fermentación. En el caso de los quesos curados de cabra también contienen ácido linoléico como el Queso de Cabra Curado o el Semicurado “Los Cameros”-D.O.P. Queso Camerano. Por estos motivos son especialmente beneficiosos en determinadas etapas de la vida como la lactancia o la menopausia.

Como aperitivo, entre horas o como ingrediente indispensable en un sinfín de recetas dulces y saladas, el queso es sinónimo de placer gastronómico y de salud desde los albores de los tiempos, como así lo ha demostrado su presencia en la dieta mediterránea. Un bienestar, en mayúsculas, para el cuerpo y el alma.

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