El queso, rey de recetas saladas y platos principales

En el Blog de Cultura del Queso, como no podía ser de otra manera, nos gusta el queso a todas horas del día, los 365 días del año. Y para facilitaros desayunos, almuerzos, meriendas, cenas y tentempiés, encontraréis diversos posts en los que os hemos ido mostrando recetas para todos los gustos y ocasiones: entrantes, refrescantes ensaladas y platos veraniegospostres, por poner algunos suculentos ejemplos. Hoy nos hemos vuelto a poner el delantal para ‘serviros’ un menú de platos principales en los que el queso es la estrella principal. Ahí vamos.

Comenzaremos por plato de origen suizo ideal para reuniones con familia y amigos, ya que nos permite cocinar en la propia mesa sin paseos a la cocina. Ya habréis adivinado que se trata de la fondue. Lo primero que necesitamos para su elaboración es el caquelón, la olla en la que se funde el queso, y el réchaud, el hornillo con llama regulable que conserva el queso fundido durante su degustación. También los tenedores largos y un buen montón de pan en trocitos para mojar sin remordimientos y sin contar calorías. La receta tradicional aúna queso Gruyere y Vacherin Fribourgeois, con un chorrito de kirsch o vino blanco y ajo para frotar el caquelón. Sin embargo, tanto en su país de origen como en el resto del mundo se han hecho variaciones tanto en el tipo de queso como en los aderezos, así que les animamos a que prueben y experimenten.

Prima hermana es la raclette, una plancha o pequeñas bandejitas en las que se funde el queso, para luego retirarlo rascando. En este caso, el queso adecuado es el que lleva el mismo nombre que se elabora en el cantón de Valais y se sirve acompañado de patatas, embutidos, pepinillos…

Las quiches o tartas saladas son una solución estupenda y deliciosa que además se pueden tomar tanto en frío como en caliente. A una base de masa quebrada (que hasta podemos comprar ya hecha en el supermercado) solo hay que añadirle una mezcla de huevos y quesos gruyer o emmental en buena cantidad. Si queremos convertirlo en el clásico francés Lorraine, añadiremos también bacon troceado y nata, o si preferimos sabores más intensos, un queso azul con unos tomates cherry para refrescar.

Y aunque haya muchos que digan que las croquetas son un entrante, lo cierto es que las de muchas abuelas son, sin duda, de ración. Así que apostamos aquí por ellas como un excelente principal que en su versión quesera es una fiesta para los sentidos. La bechamel (harina, mantequilla y leche) sigue siendo el verdadero quid de esta receta, y si no tenemos robot de cocina, armémonos de paciencia y muñequilla para mimarla en la sartén hasta que esté en su punto. ¿El queso? Desde un roquefort a un cabrales, pasando por un idiazábal o incluso una mozzarella.

Y ya que hablamos de mozzarella, no podemos olvidar uno de los platos más universales: la pizza, un humilde prodigio gastronómico que gusta a todo el mundo. Hoy les recomendaremos la llamada pizza blanca que prescinde del tomate para darle todo el protagonismo al queso o los quesos. Un base de pan fina y bien horneada y, sobre ella, todas las variedades turófilas que tengamos a mano. Si bien podemos añadirle más ingredientes como cebolla, alguna verdura fresca, o panceta, lo cierto es que con el pan y el queso poco más necesita.

¿Conocéis alguna receta más con el queso como protagonista?

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