El queso, un aliado en la menopausia
Uno de los grandes cambios en la vida de una mujer es el momento en el que su fertilidad se apaga y sus ovarios dejan de funcionar. Como es sabido, el descenso de las hormonas sexuales femeninas, los estrógenos (que ayudan a proteger el calcio) y la progesterona, desemboca en una transformación muy significativa y en síntomas de lo más heterogéneos, que varían de unas mujeres a otras. Entre ellos, hablamos de sofocos, irritabilidad, disminución de la libido o la dificultad para conciliar el sueño y dormir del tirón. Por si esta lista fuera escasa, en esta fase de la madurez también se acumula grasa en el abdomen, muslos y caderas, y es frecuente la subida del colesterol y el aumento de peso. Esta última es la razón por la que a veces, por querer adelgazar, los desayunos y las cenas son muy escasas y esa gusa lógica que aparece entre horas, compense las comidas principales con un picoteo continuo o con antojos menos saludables. Como colofón, la pérdida de la densidad ósea con la edad y la osteoporosis a partir de los 50 años, aproximadamente, sigue siendo el gran caballo de batalla de las mujeres.
En este contexto, la rutina del ejercicio y de una dieta apropiada juegan un papel clave para evitar, lo máximo posible, los efectos de la menopausia y de un organismo que va cumpliendo sus años. Lejos de grasas, rebozados, bollería, azúcares, mucha sal y alcohol, lo indicado es nutrir este período con carnes magras, alimentos frescos, métodos de cocinado al vapor (a la plancha, cocido…), fibra natural, agua y, cómo no, lácteos y quesos. Pero ¿por qué este producto milenario es tan necesario en el climaterio?
Si el consumo de la leche y sus derivados se recomienda en todas las edades, en el caso de la menopausia es vital, ya que se necesita un aporte de vitaminas A, D y B12, así como minerales, entre los que se incluyen el potasio, el magnesio, fósforo y el calcio. Hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo no puede producir el calcio que necesitan nuestros huesos y su manera de obtenerlo es gracias a los alimentos o a los complementos que tomamos. Por otro lado, la vitamina D, que facilita la absorción del calcio en el intestino, se encuentra en los alimentos y gracias a la exposición solar: unos 15 minutos al día, con la protección adecuada. Los lácteos, y el queso, son parte de los alimentos que se deben incluir en la dieta.
En el mercado existen muchas variedades, entre las que se encuentran la mozzarella, el queso feta, el camembert, el queso fresco de cabra o el ricotta, algunos de los más indicados en esta etapa. Y si en nuestro punto de compra habitual la selección es amplia, no hay más que indagar por internet para descubrir que hay opciones de lo más suculentas y amigas de una dieta acorde a las necesidades. Crema de calabacín con queso de vaca tierno Los Cameros; endivias a la plancha con escalibada y queso fresco; ensalada de tomate, aguacate y mozzarella; buñuelos aromáticos de calabacín, con queso de cabra y feta, que en Grecia se conocen como Kolokithokeftedes; rollitos de berenjena rellenos de queso fresco o saquitos brick rellenos de salmón y requesón, son algunas alegrías para olvidarse, sanamente, de la menopausia. En cualquier caso, siempre es aconsejable consultar con el médico y el nutricionista.