Las ovejas investigadas por el CSIC
Puede que no descubramos nada nuevo, amigos turófilos, si os decimos que la alimentación de los animales de los que se extrae la leche influye en el sabor del queso que se elabora con la misma. Así, aquellos que se crían en libertad o ‘libertad vigilada’, disfrutarán de una dieta entre pastos naturales, lo que originará una leche de buenísima calidad que, en las manos de un hábil maestro, alcanzarán la máxima excelencia. Pero… ¡estas cándidas ovejitas dan algún que otro quebradero de cabeza! Nuestro post de hoy nos lleva a descubriros una investigación que nos ha sorprendido, y mucho.
En Queso Los Cameros cuidamos con esmero que la leche provenga de vacas, cabras y ovejas alimentadas de forma óptima. En el caso de las ovejas, que serán hoy nuestras protagonistas, elaboramos el Queso de Oveja Curado Los Cameros y el Queso de Oveja Añejo Señorío de Cameros. Este último, con la leche de solo dos ganaderías. Sin su sabor y características, que cuenta incluso con la medalla Super Oro de los World Cheese Awards en 2019, el queso no sería igual.
Y aunque nosotros no sentimos orgullosos de nuestras ovejas (y de nuestros quesos, como es lógico), lo cierto es que estos animalitos a veces causan algún disgusto a los agricultores, y más concretamente a los viticultores, por su afición a comerse los brotes tiernos de las viñas. algo que en regiones como Galicia o La Rioja es un serio problema, ya que malogra las cosechas de vino. Pero, ¿cómo solucionarlo sin recurrir a medidas drásticas? Investigadores del grupo de viticultura de la Misión Biológica de Galicia, que dependen del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con un equipo de la doctora Elena Albanell de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoca de Barcelona, han puesto en marcha una iniciativa en la que lograron que las ovejas desarrollaran aversión a la vid, no así a las malas hierbas que crecen en torno a las vides, por lo que eran capaces de ‘limpiar’ los viñedos sin tocar los brotes.
Tranquilos, amigos, que este proceso de reeducación ovina, cuyas protagonistas fueron Brava y Blanquita, no implicaba ningún tipo de maltrato, ni siquiera de sesiones aburridas. Gracias al resultado, los agricultores evitan tener que usar herbicidas químicos y las ovejas se alimentan adecuadamente ‘trabajando para la causa’. Además, el proceso de investigación llevó a otro que se centra en que el abono de las ovejas, por su alto contenido en potasio, podía llegar a ser muy beneficioso para la maduración de la uva. En definitiva, una alternativa original y muy ecológica que nos ha gustado leer y que seguiremos con interés. Y, además, todos ganan.