Adolescentes y niños… ¡sí al queso!

Niños y jóvenes requieren de una dieta sana y equilibrada durante su crecimiento físico e intelectual. Crecer, descubrir el mundo, gatear, andar, jugar, estudiar, pensar, dejar la infancia para cruzar el umbral de la adolescencia, vivir veranos intensos e interminables repletos de energía… los niños y adolescentes se enfrentan a muchos retos a lo largo de estos años que, a veces, los mayores observan con atención y, a veces, con cierta nostalgia. El queso es, en este contexto, un buen aliado para el aporte nutricional que necesitan los pequeños y, también, los adolescentes.

No sólo es versátil, sino que está muy, muy, muy sabroso y se puede incorporar en recetas más o menos creativas. Este producto derivado de la leche supone una fuente de riqueza para nuestro cuerpo, ya que es rico en nutrientes y aporta energía. Cada queso, dependiendo del tipo de leche utilizada para su elaboración y de sus tiempos de maduración, contiene una serie de propiedades. Aunque a estas alturas ya sabemos que no es lo mismo un queso fresco, un emmental, un gouda, una mozzarella, un queso azul o un queso de oveja curado, entre las virtudes de este producto se encuentran las proteínas, que inciden en el desarrollo muscular y la reparación de tejidos; el fósforo, potasio, zinc o magnesio; vitaminas como la A, la D, la B12, la B9, la B1 o la B2; las sales minerales… Llegados a este punto la pregunta es, ¿cómo aplica este mundo de beneficios a niños y adolescentes?

En nuestro blog siempre recordamos la importancia de consultar al médico de cabecera y a los especialistas oportunos, como es el pediatra en el caso de bebés y niños. Y, en el tema que nos ocupa, no es una excepción. Con un año, a veces un poco antes, cuando apenas han comenzado a dar sus primeros pasos, en líneas generales los pequeños comienzan la ingesta de leche de vaca, yogures y quesos frescos pasteurizados, que son los que se aconsejan por un lado por su baja cantidad de sal o grasas y por otro lado para asegurarse de que no contengan bacterias y otros microorganismos. A lo largo del crecimiento, hay un sinfín de recetas con queso para acompañar la dieta que necesitan los niños en cada etapa de su crecimiento.

Cambios físicos y, por supuesto, fisiológicos y psicológicos: los adolescentes están inmersos en otra realidad. En este período de transición que pasa de la niñez a, poco a poco, la edad adulta, las necesidades son otras. El crecimiento del cuerpo es evidente, por lo que en esta fase de la vida la ingesta de calcio es más del doble que cuando se es pequeño. De hecho, la ausencia de calcio es responsable de la pérdida de la masa ósea y que, por lo tanto, los huesos estén más expuestos a fracturas. Se recomienda al menos 200/250 ml de leche al día, un par de yogures y una media diaria de 30 a 50 gramos de queso, que será menor si está muy curado. Una dieta equilibrada, sana y variada, un estilo de vida saludable (incluido el deporte), buenos hábitos de sueño ¡y queso! serán de gran ayuda para los adolescentes.

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