¿De verdad te conoces, quesero?

 

En el post de la semana pasada, os dábamos algunos consejos para conservar nuestros quesos favoritos de forma óptima. Ha llegado el momento esperado: ¡la hora de comer y disfrutar!

Lo primero es conocernos a nosotros mismos y saber cuál es nuestro perfil quesero. ¿Eres capaz de dar buena cuenta de un queso grande con la ayuda de la familia o los amigos en tiempo récord, o compras una cuña y te dura dos semanas?

Vamos con el primer supuesto. Has comprado una hermosa pieza que pesa varios kilos porque en tu casa celebráis con queso el día a día. La palabra clave es disfrutar, paladear para que nuestras papilas gustativas obtengan todo el placer. Para ello tenemos que consumir el producto a temperatura ambiente, entre 16 y 18 grados, sacarlo de la nevera con tiempo y disponerlo con mimo en una tabla.

Si eres de los que utilizas queseras que están a temperatura ambiente, este consejo es muy importante: deposita en ella la cuña que vas a consumir en breve, la que te va a durar dos o tres días. Cuando veas que se está acabando, corta otra de la pieza grande que mantendremos siempre en la nevera, y métela de nuevo en la quesera o campana.

Como en Queso Los Cameros nos apasiona lo que hacemos, no nos cansamos de recordar que el queso es un producto vivo: ten en cuenta que los microorganismos de este alimento natural están en continuo funcionamiento. Si compras un semicurado, por ejemplo, y lo dejas unos meses en la nevera, poco a poco se irá secando y el moho irá haciendo su aparición. Controla también que el queso esté en todo momento bien aislado, sobre todo ahora que llega el buen tiempo, para que no se ‘cuele’ ningún intruso con patas o alas y te arruine tu momento gourmet.

Sobre el tema de las campanas, las encontrarás de cristal o de cerámica. Lo que debes tener en cuenta es que es un objeto que crea un ambiente aislado para que el queso no se contamine de otros sabores u olores. Pero no olvides que va a estar a temperatura ambiente, por lo que va a sudar más y se secará con mayor facilidad.

Recapitulamos: si compras una pieza grande, consérvala en la nevera y mete en la quesera la porción que vayas a consumir. Si adquieres una cuña de 250 gramos, por ejemplo, y comes un trocito a diario, déjala en la campana… ¡pero no te olvides del queso y disfrútalo cuanto antes! Lo mejor es autoeducarnos en el consumo responsable y comprar con sentido común, según nuestras necesidades.

Y ahora, con el queso bien conservado y listo para viajar a la mesa… ¡a disfrutar!

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