DOP Queso Camerano: el sabor rítmico de origen medieval

El ritmo de la vida en el corazón de La Rioja tiene matices lácteos, tradicionales y ancestrales. Y, si nos detenemos en la panorámica que regala el Camero Nuevo y el Camero Viejo, esa cadencia se torna relajada y saltarina, como las casi 3.000 cabritillas de las razas Serrana, Murciana-Granadina, Malagueña y Alpina, y sus cruces, que pastan a diario con total libertad. De hecho, su alimentación natural es la que confiere, junto a un mimado proceso de elaboración, los matices únicos del DOP Queso Camerano: la única denominación de La Rioja en torno al queso, reconocida oficialmente en 2009 y avalada por la Unión Europea en 2012.

Es la más pequeña de nuestro país, sí, pero ello no le resta ni un ápice de su sabor ni de su historia, que ha sobrevivido a las inclemencias de más de 700 años. “Quesos dan en ofrendas por todos los camberos” glosaba en sus versos Gonzalo de Berceo en el siglo XIII, rimas medievales con los que el poeta riojano ensalzaba la importancia de este queso en la economía y en la vida rural de la Sierra de Cameros.

Aquel producto entendía bien las estaciones. Era durante la primavera, cuando la naturaleza y la vida encuentra su estado superlativo, cuando los pastores elaboraban el queso fresco que vendían o, en aquella economía de trueque, intercambiaban en los valles y en los núcleos poblacionales más importantes. Las piezas que no se consumían maduraban en las cuevas de montaña, lo que dio paso a quesos en los que el tiempo transcurría a su favor. Los conventos también fueron fundamentales para conservar la receta e incluso para dar fe de los conflictos entre pastores y viticultores. El Monasterio de Herrera, por ejemplo, fue testigo de las discrepancias entre pastores y viticultores, ya que los ganados dañaban los cultivos. De ahí que, bajo el reinado de Felipe V en el primer cuarto del siglo XVIII, el Real Consejo de Castilla emitiera una ordenanza que prohibía el pastoreo en el término municipal de Haro.

El DOP Queso Camerano, con su característica marca de cilla

Préjano, Cervera del Río Alhama, Baños de Río Tobía, Igea, Campo de Huércanos, Treguajantes, Jalón de Cameros, Almarza de Cameros, Ortigosa de Cameros y Aldealobos son las localidades donde se ubican las doce ganaderías que cuidan, protegen y ordeñan sus rebaños en una zona que cubre un total de 407.149 hectáreas. El resultado es una leche caprina óptima, digestiva y deliciosa, con la que cuatro queserías elaboran un queso tradicional y auténtico. Quesos Celia, en Arnedo, atesora la versión queso fresco de esta DOP. El Alto Cidakos, en Arnedillo, rescata el alma del queso camerano en su versión semicurada y curada, maduraciones cuyos secretos conocen bien en Lácteos Martínez (Haro), que comercializa este queso histórico bajo las marcas Los Cameros y El Estanque, y cuyo maestro quesero es, además, el presidente de la DOP Queso Camerano. En la abrupta Ortigosa de Cameros, Roca de Cabra produce un exquisito semicurado.

El pasado 2024, un total de 45.000 kilos del Queso Camerano conquistó los palares de España y de países como Alemania, EEUU, Polonia, Panamá y Chile. Y la vista, ya que cada pieza exhibe las marcas de las antiguas cillas que se trenzan en la corteza. Un queso de ritmo tranquilo, en definitiva, que corretea en el paladar y nos recuerda la importancia de la esencia, la naturaleza y los oficios con alma.

 

VN:F [1.9.22_1171]
Rating: 0.0/10 (0 votes cast)
VN:F [1.9.22_1171]
Rating: 0 (from 0 votes)

Comparte esta entrada



Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *