El queso Edam, con permiso del emperador Carlos V

Llamativas esferas rojas, amarillas y negras de parafina y, dentro, la frescura de un queso de vaca pasteurizado y archiconocido. Se trata del Edam, un clásico de los Países Bajos con aroma a mantequilla y toques de nuez que ha dado la vuelta al mundo y cuyo Noord-Hollandse Edammer está catalogado como Denominación de Origen Protegida.

Su nombre honra a la localidad holandesa de Edam, situada al norte de Ámsterdam. Al igual que ocurre con el gouda en el corazón de Alkmaar, a 40 kilómetros de la capital de los Países Bajos, este queso tiene su propio mercado. Un espectáculo que en la actualidad puede disfrutarse en verano, concretamente en algunas semanas de julio y agosto. Si tenéis interés en observar el trasiego de los comerciantes queseros entre los canales y las calles empedradas, conviene visitar las páginas oficiales para saber las semanas concretas de celebración.

Queso Edam, uno de los quesos más sabrosos de los Países Bajos. Imagen de https.heavenly-holland.com

Edam es un pueblo coqueto donde abunda el sabor y la historia. Su queso se caracteriza por ser tierno, ligero, firme y de fácil corte, ideal para dorarse y envejecer con personalidad. Además de visitar alguna de sus queserías, también es un gusto pasear relajadamente por su casco antiguo amurallado, que destaca por la arquitectura tradicional, la belleza de sus canales y un carácter comercial gestado a lo largo de la historia. El hecho de que en el siglo XVI contara con más de 30 muelles atestigua su importancia como ciudad portuaria y mercantil.

Carlos I de España y V de Alemania tiene mucho que ver con el impulso económico de la ciudad gracias al queso. Fue el 16 de abril de 1526 cuando el emperador reconoció el derecho de que Edam tuviera un mercado cada semana, actividad que se convirtió en indefinida en 1574. Los canales que dibujan el trazado plano que se extiende alrededor de Ámsterdam se llenaban de color y aroma cuando las barcas navegaban con los quesos a bordo, rumbo al mercado donde, según su calidad, se acordaba su precio.

En la actualidad son muchos los usos gastronómicos de este producto color amarillo claro, y escasos ojos, que también se produce en España, Chile, EEUU o Grecia. Un queso cuyo envoltorio tan característico resulta, una vez la pasta ha madurado, de lavar la corteza e incorporar la cera fundida a 145º para, posteriormente, solidificarse a 12º durante 30 o 60 días. Desde puerros con tomate y queso gratinado, hasta mini buñuelos de queso Edam. Sin olvidar las fáciles quesadillas de jamón y queso; unas berenjenas rellenas de carne picada, champiñones y el inconfundible toque de este lácteo neerlandés; o una pasta a los 4 quesos. Para los carnívoros, pueden resolver una comida con un lomo de cerdo al horno, gratinado con una dosis generosa de nuestro protagonista. En todos los casos, además de beneficiarnos de su sabor, estaremos aportando a nuestro organismo vitamina A, B1, B12, C, D… o minerales como el calcio, el hierro o el potasio.

 

 

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