Fondue de quesos «Camerana»

Iniciamos con esta receta una sección dedicada a colaboradores. En este caso es un amigo de culturadelqueso, jarrero y cocinillas. Si te apetece participar estás invitado. Mándanos tu texto y tus fotos, de recetas o de cualquier cosa relacionada con el queso.

Ingredientes para tres o cuatro tragones:
200 gr. de Queso tierno de vaca en barra Los Cameros
200 gr. de Queso semicurado mezcla Los Cameros
200 gr. de Queso Curado de Oveja Los Cameros
300 cl. de Vino Blanco. En este caso hemos utilizado un blanco de Muga 2010
1 diente de ajo
1 pizca de nuez moscada
1 cucharada de Maicena
Pan del día anterior

Siempre he creído que las mejores recetas son las pensadas para compartir. Esta por su naturaleza y por su presentación lo es, resultando especialmente recomendable para cenas informales con amigos, en las que los inevitables naufragios de los barquitos de pan y la alegría del vino blanco siempre arrancan risas entre los comensales.
En este caso hemos adaptado la receta original suiza, con gruyer,  emmental y vino blanco o kirsch, a nuestros deliciosos quesos cameranos acompañados con un blanquito de Rioja.
Lo ideal es utilizar un caquelón o envase refractario de barro esmaltado, si bien el gran problema es que las cocinas modernas de inducción o vitrocerámicas no admiten estos utensilios. Una solución es utilizar un difusor de calor y sobre él, el caquelón. Y si no, pues toca sacrilegio y usar cazuela de metal, como me ha ocurrido en este caso (miserias del progreso).
En cualquier caso, ya sea más o menos ortodoxo el menaje que hayamos usado, el resultado es el mismo: una receta muy sencilla y riquísima.

Modo de preparación.
Partimos el queso en dados y reservamos los trocitos de cada queso en platos separados.
Cortamos el ajo por la mitad y frotamos suavemente con él las paredes del recipiente. No hace falta aplastar el ajo pues enseguida presta su sabor a todo.
Introducimos los dados de queso ordenadamente. Primero tendremos que trabajar los más duros, en este caso el Queso Curado de Oveja Los Cameros. Bañaremos estos primeros cubitos con la mitad del vino blanco, disolviendo en él la maicena y la nuez moscada. En nuestro caso hemos optado por un blanco de Muga 2010, que generosamente nos regaló con rapidez sus aromas afrutados haciendo al plato más ligero. Llevamos el recipiente al fuego, a media potencia.  Se trata de convencer poquito a poco al queso para que pierda su estructura y se derrita lentamente, como si se quedara dormido. A las cosas buenas no les van bien las prisas. A medida que se funda este primer queso introducimos los otros quesos más blanditos, en mi caso el Queso tierno de vaca en barra Los Cameros y el Queso semicurado mezcla Los Cameros. Removemos con una cuchara de madera, envolviendo los cubitos que poco a poco se abrazarán entre si hasta olvidarse de ellos mismos. Cuando empiecen a derretirse añadiremos el resto del vino blanco con la maicena y la nuez moscada. Lentamente conseguiremos una mezcla homogénea y cremosa que removeremos con cuidado evitando que se sobrecaliente. No debe hervir sino formarse grandes burbujas sobre la superficie que se desvanecerán, como si suspiraran complacidas en su calor.
Mientras el queso se va fundiendo, aprovechamos para tostar muy ligeramente el pan, cortado en cubos con miga y corteza, pues de esta forma es más consistente y hay menos riesgo de que nuestro trocito de pan perezca ahogado en el mar de queso. Aunque si soy sincero, en mi casa no solo utilizamos pan, sino hasta nachos de maíz y cualquier otra cosa que se preste a darse un chapuzón en queso. He visto a gente muy fina y educada untar de forma muy indecorosa las paredes del recipiente, cuando ya está a punto de finiquitarse el quesito. Cosas de la pasión.
Llega la hora de sacar la alegría a la mesa. Lo recomendable es hacerlo en un recipiente que pueda mantener el calor con algún tipo de calentador debajo de él, idealmente los conjuntos de caquelón y quemador que conocemos como fondues. Y por supuesto el pan, el blanquito con el que continuaremos la velada, los amigos, las risas…
Y a disfrutar. Más sencillo no puede ser.

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