La tabla de quesos perfecta
Seis de la tarde, suena el teléfono y… ¡sorpresa! tus suegros y cuñados se “apuntan” a cenar esta noche en tu casa. A ver, ¿algo rápido y fácil de preparar? En ocasiones como esta, una buena tabla de quesos puede sacarte de más de un apuro.
En primer lugar debes saber que una tabla de quesos debe tener entre 5 y 7 variedades diferentes. Por ejemplo, uno duro, semiduro, blando, azul, de cabra, y de pasta o untable podría ser la composición perfecta. Acuérdate de sacarlos una hora antes del frigorífico para apreciar su aroma y textura.
Una vez cortados, (recuerda que ya tratamos cómo debe cortarse un queso en un post anterior) hay que escoger la tabla sobre la que colocarlos. Esta puede ser de cristal, cerámica, pizarra o madera. Habitualmente, suele escogerse de madera, pero es importante advertir de que este material absorbe los olores. Sea cual sea la que elijas, debe ser grande para que haya espacio suficiente entre los quesos.
A la hora de disponer los quesos sobre la tabla, lo ideal es que coloques los quesos más suaves en la parte exterior y los más fuertes o especiados en la interior para no contaminar el paladar con el sabor de estos últimos.
Para acompañar al queso, se pueden elegir panes neutros como el baguette o panes con semillas. Además, debe incluirse alguna fruta (membrillo, uva, manzana, pera…); mermelada (de tomate, fresa, cebolla…) o también frutos secos, como las nueces, almendras, piñones o pistachos.
Para beber, elige siempre un buen vino tinto, pero ten a mano cava, cerveza, sidra o cualquier bebida sin alcohol para los comensales que la demanden.
Si durante la velada habláis de vuestras recetas de cocina favoritas, ya sabes que puedes apuntar (o copiar) las ideas de tu cuñada y mandarla a nuestro concurso de recetas originales con queso. Hay 900 euros esperándote.
¡Bon appetit!
La tabla de quesos perfecta,