Lo que necesita nuestro cuerpo… ¡está en el queso!

Haga frío o calor, con independencia de que nieve o salga un sol espléndido, y sea cual sea la época del año, entre nuestros buenos propósitos no puede faltar una dieta saludable y equilibrada. Y sin lugar a dudas el queso, además de sabroso y versátil en la cocina, es perfecto como fuente de riqueza para nuestro organismo.

En el vasto universo de las vitaminas, las proteínas, las sales minerales y la materia grasa que nuestro cuerpo requiere, cada queso es un mundo en lo que a contribución se refiere. La excelente noticia es que, cuando nos sumergimos entre el abanico sensorial de olores, sabores y texturas que nos regala cada porción de queso que disfrutamos, también estamos favoreciendo determinados beneficios para nuestra salud. Incluso para las personas que están a dieta, tanto para ganar peso como para perderlo, hay un queso idóneo para cumplir con las indicaciones de los especialistas.

Si quieres reparar, mantener y formar los tejidos del cuerpo, el queso contiene proteínas, que son las responsables de mantener la adecuada masa corporal, un índice que varía entre hombres y mujeres, en función de la edad. A mayor curación del queso, cuanto más tiempo envejece, más elevado será este valor biológico que tanto necesitamos. ¿Sabíais que las proteínas participan en casi todos los procesos de nuestro cuerpo?

Ya lo decía George Elliot: lleva una sonrisa y tendrás amigos, lleva un ceño fruncido y tendrás arrugas. El calcio, uno de los minerales vitales para el cuerpo humano, que se obtiene tras la ingesta de determinados alimentos, es esencial para nuestros músculos, para la circulación de la sangre, para el funcionamiento del sistema nervioso, para favorecer unos huesos sanos, ¡y para fortalecer los dientes que dibujan nuestra sonrisa! Si hablamos de números, un adulto necesita unos 1.000 mg al día, aunque los adolescentes, las personas mayores y las embarazadas requieren de una cantidad mayor. Una porción de 100 gramos diarios nos dará el aporte de calcio que es saludable para el ser humano.

Este maravilloso producto que los egipcios ya elaboraban allá por el año 2.000 a.C. está repleto de otras bondades. No hay que olvidar que es un alimento muy rico en fósforo, potasio, zinc, magnesio, y en vitaminas A y D, que nos ayudan a absorber el calcio. Además, la vitamina B12 (vuestro cerebro os lo agradecerá), la B9 (fuente de ácido fólico, tan importante por ejemplo para las futuras mamás), la B1 (que transforma los alimentos en energía) ola B2 (aliada del crecimiento, desarrollo y funcionamiento de las células), también salen vencedoras en una dieta que incluya el queso.

Como decía Aristóteles, en el término medio está la virtud. Y un poco de queso al día, sin duda, ¡tiene muchas, muchísimas virtudes!

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