Los utensilios de un buen quesero
Para terminar de redondear el momento del disfrute del queso, todo amante de este producto milenario necesita de un “buen instrumental” para guardarlo, cortarlo o presentarlo con mimo. Estos son algunos artículos que no pueden faltar en la hoja de ruta de un quesero que se precie o, teniendo en cuenta que siempre hay días especiales, en una lista de futuros regalos.
Las hay de cerámica, como las de Talavera de la Reina. Una artesanía declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Sus diseños azulados y amarillos tan delicados, cuyo barro y esmaltado requiere dos horneados a altas temperaturas, son ideales para cobijar el queso. Las hay muchísimo más modernas e, igualmente, serán un halago para la vista. Líneas sencillas en cristal, cúpulas transparentes con un botón para levantarla… Las campanas no solo mantienen la frescura del queso y lo protegen de olores externos. Son un formato ideal para presentarlos de una manera sofisticada. Perfectas para colocar sobre una base o un plato redondo, este material es fácil de lavar y queda reluciente…
El arte de cortar el queso es un mundo aparte. Cada variedad tiene sus características de temperatura, sus armonías a la hora de degustarlo y su técnica para tallarlo, como si de una piedra preciosa se tratara. Los juegos de cuchillos para untar las texturas suaves son difíciles de elegir, porque hay auténticas preciosidades. Y si hablamos de los utensilios de corte para cada tipo de producto, pasa lo mismo: en muchos sets encontramos una gran variedad de cuchillos. Los de hoja perforada son los indicados para que no se peguen los blandos, como el brie o el camembert. Los de hoja delgada y larga, son los idóneos para perfiles como el rulo de cabra.
Hay otros que, por su forma menos convencional, acapara todas las miradas. Hablamos del punzón o el corazón, que se usa para despedazar quesos irregulares como un parmesano o el que se asemeja a una pala, perfecto para variedades como el roquefort. Cuando los invitados ven a su anfitrión quesero con una lira fina, con un cuchillo de doble mango para cortar los quesos duros o mientras giran una girolle para que nazca una flor de queso ¡se quedan perplejos!
De pizarra. De madera. De bambú, uno de los materiales sostenibles más demandados. De cristal y de loza. Las tablas para presentar una selección de quesos son un básico que no puede faltar en el menaje de un buen quesero. Si se quiere añadir un plus, nada como un tarjetón con el nombre y características de cada variedad y con las pistas para degustarlo ordenadamente (primero los más suaves hasta culminar en los de sabor más contundente). Por cierto, las hay con un cortador incorporado, que nos han parecido de lo más útiles.
Un colofón de diseño para un anfitrión que quiere compartir las delicias del queso, además de ir debidamente ataviado, sería una vajilla especial para presentar las mermeladas, los frutos o un surtido de panecillos. En cualquier caso, lo que jamás le faltará a un maestro será la materia prima. Blandos, semiblandos, azules, ahumados… Sería imperdonable que entre ellos no se dejara hueco para un D.O.P. Queso Camerano, para el Etiqueta Roja Los Cameros que acaba de cumplir medio siglo de sabor o para nuestra serie de quesos añejos Señorío de Cameros. ¡Buen apetito!