El queso y la vuelta al colegio

Hemos dejado atrás las fiestas de Navidad y volvemos al trabajo… ¡o al colegio! Esta cuesta de enero se hará mucho más llevadera si reforzamos nuestra alimentación. Más aún en el caso de nuestros niños, derrochadores de energía y en pleno crecimiento. Por ello es tan importante que inicien su día escolar con un buen desayuno, que les ayudará a lidiar con energía la mañana de esfuerzo intelectual y físico, y en la que no debe faltar la leche, presente en sus diversos formatos.

Nuestro cuerpo necesita minerales. Sin ellos no sería posible el desarrollo y el fortalecimiento de huesos y dientes. Ahí entran en juego el calcio y el fósforo, los macroelementos minerales más abundantes, e imprescindibles, en nuestro organismo. ¿Dónde encontrarlos? Tenemos un gran aliado: la leche y los productos lácteos, como el yogur y el queso, que deben reforzarse en las etapas de desarrollo.

Unos huesos fuertes y sanos son la base de nuestro armazón. Por eso es tan importante asegurarnos de que nuestros hijos reciben el calcio suficiente. Organizaciones como UNICEF insisten en la importancia de una alimentación equilibrada para los niños y señalan el queso como un gran ‘proveedor’ de calcio, además de fuente de vitaminas A, B y D, y proteínas de calidad que ayudan a formar nuevos tejidos.

La Asociación Española de Pediatría recuerda que la leche y los productos lácteos constituyen la base de la alimentación de los niños hasta los tres años, presente con 500 ml al día. Cuando el niño ya es capaz de masticar, los pediatras recomiendan añadir de 25 a 30 gramos de queso fresco sin sal. A partir de ahí, el ‘estirón’ es continuo y aumentan las exigencias nutricionales. Tomar un mínimo de dos o tres raciones de lácteos al día ayuda a cubrir las necesidades de calcio durante las etapas en las que hay que reforzar la alimentación.

Aproximadamente la cuarta parte de las proteínas y las tres cuartas partes del calcio y el fósforo que se precisan para la mineralización de huesos y dientes se obtienen de los lácteos. Pero no olvides que el calcio de estos alimentos también contribuye a la coagulación de la sangre, al envío y la recepción de las señales nerviosas, a la contracción y relajación muscular, a la producción de hormonas y al mantenimiento de un ritmo cardiaco normal. Un aliado muy valioso.

Los pediatras aconsejan comenzar por quesos bajos en grasa y con escasa sal. Poco a poco, se pueden introducir quesos suaves, semicurados. Una de las grandes ventajas de este alimento es la gran variedad de tipos y su versatilidad: más allá del bocadillo de queso, probad vuestras habilidades culinarias e introducidlo en recetas de verduras o pasta. Lo importante es aportar un extra de calcio cuando más se necesita, y entrenar a los niños para aceptar nuevos sabores en una dieta sana. Y para ello, os recordamos algunos consejos: ofrece los alimentos nuevos en pequeñas porciones; no uses los alimentos como premio o castigo; procura presentar la comida de forma atractiva; e intenta que ese tiempo en la mesa tenga un ambiente relajado, tranquilo y sin televisión.

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