De Gonzalo de Berceo a las fiestas de pan y queso: la tradición quesera en La Rioja

No todos los quesos pueden presumir de haber inspirado versos, y mucho menos los de tan ilustre autor como Gonzalo de Berceo, primer poeta en lengua castellana cuyo nombre conocemos. En su Vida de San Millán de la Cogolla, mencionaba Berceo el queso Camerano −como podéis leer en esta entrada de nuestro blog−. Así encontramos, ya en el siglo XII, evidencia escrita de la importancia de la tradición quesera en La Rioja.

Claro que, por entonces, el queso no se consideraba precisamente un producto gourmet. Por el contrario, era un alimento básico para la subsistencia de familias, ganaderos y pastores de la Sierra de Cameros. Aprovechaban la leche de sus cabras para elaborar quesos frescos para su autoconsumo o, incluso, venderlo o practicar el trueque. Para prolongar su vida, algunos eran sometidos a un proceso de maduración o se conservaban en aceite.

Posteriormente, su producción se fue extendiendo por la sierra y el valle, que contaba con una abundante ganadería caprina y de oveja merina. Generaron una forma de vida, una cultura y un folclore fuertemente vinculados a la tierra y la actividad ganadera y pastoril, como la trashumancia. Seguro que alguna vez habéis escuchado esta canción popular de la época en que los pastores se llevaban su ganado a tierras más cálidas en busca de pastos:

El caso es que no todos estaban conformes con que las cabras camparan a sus anchas, en concreto quienes se dedicaban al cultivo de la vid. Y es que a los animalitos, al parecer, les encantaba comerse las plantas. Especialmente enconado debió ser el pleito de los viticultores con los monjes del Monasterio de Herrera, que eran ganaderos y queseros. Tanto que, en 1729, el Real Consejo de Castilla prohibió la presencia de ganado caprino en el término de Haro.

A finales de los 60 del siglo XX tiene lugar una emigración masiva de la población serrana hacia el valle, que tuvo consecuencias en el descenso de la cabaña caprina y en el abandono paulatino de la producción tradicional de queso. Sin embargo, en paralelo, los adelantos técnicos y en materia de sanidad e higiene que trajo consigo la industrialización fueron aprovechados por algunos queseros para crear instalaciones nuevas y modernas. Ese fue el caso de Lácteos Martínez, que abrió su quesería en 1961.

Jesús Martínez, uno de los fundadores de Lácteos Martínez, que se remonta al año 61.

La creación de la D.O.P. Queso Camerano en 2009, y el tesón de los productores y queserías adheridas a ella, han conseguido que la tradición quesera no sea un recuerdo del pasado, sino que tenga un presente y un futuro sabroso y prometedor. De hecho, el queso protagoniza una de las festividades populares más antiguas de La Rioja y de la Península Ibérica: el Día del Pan y Queso de Quel. Cada 6 de agosto, 2.500 bollos de pan y 50 kilos de queso son lanzados desde la balconada de la ermita. A este acontecimiento, cómo no, dedicaremos un post.

Quesos con D.O.P. Queso Camerano, en sus formatos de queso fresco, semicurado y curado.

Esta Fiesta de Interés Turístico Nacional es de las pocas de las que se puede demostrar su celebración ininterrumpida desde su fundación en 1479 hasta la actualidad, a través de documentos y grabados. ¡Quién se lo iba a decir a aquellos lugareños que salieron en procesión para conjurar la epidemia de peste hace cinco siglos!

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