Desde Polonia a Georgia, queso en Navidad
Casi sin darnos cuenta, ha llegado de nuevo otra Navidad. Tiempo de celebración, de recogimiento interior y de reencuentros con la familia y los amigos. Unas fechas llenas de tradiciones y curiosidades en diferentes partes del mundo. ¿Y qué papel tiene el queso en este contexto?
Comenzamos por Polonia, país católico en el que divisar el primer astro en el firmamento, la estrella de Belén, marca el comienzo de la Navidad el día 24 de diciembre. De hecho, a este día se le llama Gwiazdka (estrellita). Los días previos son muy importantes y las cocinas de los hogares están a pleno rendimiento, ya que se preparan diversos pasteles, galletas, ensaladas, sopas, compota de frutas secas… tampoco falta el sabor del llamado Opłatek (una oblea muy especial), el árbol navideño que decora las entradas de las casas, ¡y la tarta de queso o Sernik, cuyas versiones son variadísimas! El día más importante es la Navidad y, además de recordar cada año tradiciones únicas, se celebra con solemnidad. La múscia, con más de 500 villancicos, también inunda todos las calles y casas. La gastronomía de Polonia en estas fechas es especial. Entre los 12 platos diferentes que marca la tradición, mismo número que los apóstoles, destacan suculentos arenques con cebolla y nata; carpa en gelatina al horno; mariscos; merluza con zanahoria, puerro y cebolla; y, por supuesto, y los ricos pierogi, elaborados con queso y patata… El número de sillas es impar y no falta un lugar extra en la mesa por si alguien inesperado apareciera… y para recordar a los que ya no están.
En Inglaterra también se celebra con intensidad el día de Navidad. En este caso, las alegrías culinarias, cuya preparación se realiza con antelación, son muy diversas. El pavo relleno acompañado de salsa de arándanos engalana las mesas, al igual que las patatas rostizadas, cuyo secreto para lograr un exterior crujiente y un interior suave se guarda celosamente. Además del tradicional pudin de Navidad, cuya mezcla de bizcochos y frutos secos se comienza a cocinar a principios de diciembre, el queso también tiene su protagonismo: el azul Stilton, con leche de vaca, se sirve con galletas saladas y una copa de Oporto. Al parecer, los queseros lo presentan a los clientes entre porcelanas y cuencos de capricho… ¡y no hay quien se resista!
Árbol Chichilaki de Georgia. Imagen de georgianjournal.ge
Como en Lácteos Martínez somos muy curiosos, en esta época tan especial hemos viajado hasta Georgia, donde la celebración es muy diferente a la nuestra en el caso de los ortodoxos. Comenzamos con sus llamativas ornamentaciones vegetales, ya que nuestro árbol de Navidad se sustituye por el llamado Chichilaki, unas ramas de avellano o nogal, rizadas y frondosas, a las que se le añaden dulces y frutos secos. Se trata de un trabajo muy artesano, que pasa de generación en generación, y que puede llegar a medir varios metros. De hecho, por su caída, también se le conoce como Barba de San Basilio. El 6 de enero la costumbre se centra en quemar sus ramas para ahuyentar los malos recuerdos del año que se ha ido. Mientras en España acabamos de recibir los regalos de SSMM Los Reyes y disfrutamos de un roscón (si elaboráis uno casero recordad que nuestra gama de Quesos Los Cameros dan mucho juego), en Georgia comienzan las celebraciones. En este país cuna del vino, la Navidad se inicia dicha noche en las iglesias y se prolonga durante el 7 de enero. La tradición, originaria de la región de Guria, marca que cada familia elabore un pastel de Navidad llamado Guruli Ghvezeli. La receta es sencilla y bienvenida, teniendo en cuenta que llevan a cabo un ayuno navideño desde el 28 de noviembre: masa de levadura, aceite, mantequilla, un poco de sal y azúcar, huevo cocido y queso Imeretinsky (una especie de requesón producido en una zona montañosa y llena de cascadas). Lo habitual es hornear un pequeño pastel individual para cada comensal ¡o uno entero para cada familia! En todo caso, lo importante es reunirse. Y el queso, en compañía, sabe aún mejor. ¡Feliz Navidad!