Quesos y fruta: una pareja perfecta entre el rumor de la vendimia

Ya sabéis que nos encanta proponeros maridajes que multipliquen el placer de degustar un buen queso. Hoy vamos a sugeriros un ingrediente delicioso, natural, saludable y al alcance de todos los bolsillos: la fruta.

Todo son ventajas en esta pareja. Para empezar, es una combinación deliciosa de sabores y texturas. Además, es muy completa desde el punto de vista nutricional: las grasas del queso favorecen la absorción de la vitamina A y los carotenos de las frutas; a su vez, la vitamina C y los ácidos de la fruta fresca mejoran la absorción del magnesio y el calcio del producto lácteo. Por si fuera poco, conforman un colorido mosaico visual: ¡probad a presentar a vuestros invitados una de estas tablas y los dejaréis boquiabiertos!

Las posibilidades son infinitas. Pero, si hablamos de producto fresco, lo mejor es recurrir siempre a las frutas de temporada, en su punto óptimo. Ahora que el viento nos trae ya el rumor de los vendimiadores, qué mejor que hacer caso al refranero (ya sabéis, “uvas y queso saben a beso”). Las uvas maridan a la perfección con cualquier variedad de queso, aunque se llevan especialmente bien con los azules, los de cabra y los de pasta cremosa, tipo brie o camembert, ya que aportan un toque de frescor. Es difícil mejorar el placer de comérselos a bocados, sin más, pero si buscáis un toque de sofisticación, podéis preparar unos sabrosos aperitivos. Es tan sencillo como cortar por la mitad uvas de cierto tamaño y rellenarlas con gorgonzola, mascarpone u otro queso cremoso, y añadir un trozo de nuez. Una versión que también se puede trasladar a los higos. ¡Rellenadlos con queso azul o con un D.O.P. Queso Camerano y volad al paraíso!

Todavía podemos aprovechar la gran variedad de frutas veraniegas. Es tan fácil como ensartar en una brocheta dados de sandía, melón, melocotón, albaricoque o ciruela con queso fresco o feta. ¡Refrescante, ligero y riquísimo! Si queréis ser aún más versátiles, los kiwis, las frutas rojas y las tropicales son una excelente opción.

Peras y manzanas son grandes compañeras para este viaje, especialmente en el caso de los quesos azules y de pasta dura semicurados o curados, como pueden ser el manchego y el idiazábal. La manzana, además de limpiar el paladar para apreciar mejor cada queso, resulta exquisita en combinación con estas texturas. Las variedades ácidas, como granny smith o reineta, hacen buenas migas con un stilton, un manchego o un emmental. Probad a pasar por la plancha queso fresco de cabra y acompañarlo de manzana asada o pera caramelizada. ¡Irresistible!

El universo de las frutas va mucho más allá si hablamos de las desecadas y deshidratadas. Pistachos, nueces, almendras o avellanas son un estupendo acompañamiento para cualquier variedad. El sabor característico del roquefort, el cabrales y los azules en general, agradece la nota dulce de uvas y ciruelas pasas, dátiles y plátano deshidratado. Lo mismo pasa con los de cabra, los frescos y los de pasta blanda, como el brie, cuando se emparejan con orejones, higos y arándanos secos.

¡Animaos a combinar estas propuestas si queréis disfrutar de un verdadero festival sensorial!

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